Causas uterinas: miomas submucosos o
intramurales a crecimiento submucoso (o sea con crecimiento hacia la cavidad uterina),
pólipos endometriales, malformaciones congénitas uterinas y las adherencias de la cavidad
endometrial llamadas sinequias uterinas. Se tratan con resectoscopia histeroscópica.
Incompetencia ístmico-cervical:
incapacidad del cuello uterino de “sostener” el embarazo hasta la viabilidad del bebe. Se
trata con una intevención llamada “cerclaje”, que se realiza a los 3 meses
del embarazo.
Trombofilia: grupo de trastornos
hematológicos adquiridos o congénitos que producen una tendencia a una excesiva
formación de coágulos. El tratamiento con Heparina es muy efectivo.
Causas hormonales: trastornos
tiroideos, ováricos y otros se acompañan de un riesgo aumentado de aborto espontáneo
Causas infecciosas: infecciones
uterinas por Chlamydia Trachomatis, Ureaplasma Urealyticum u otros germenes, así como enfermedades
generales como la Toxoplasmisis, citomegalovirus, y otras
Causas genéticas: existen
trastornos genéticos de los padres que pueden condicionar un riesgo aumentado de malformaciones
congénitas y/o de abortos a repetición. Pueden descartarse con un estudio genético
de la pareja. En este caso tendremos un asesoramiento del porcentaje del riesgo de
repetición.
Fragmentación del ADN espermático aumentado:
Se refiere a roturas o
lesiones en el material genético del espermatozoide. A mayor número de lesiones,
menor será la integridad del material genético y las probabilidades de que se
produzca un embarazo a término. En algunos casos el ovocito puede reparar el
daño del ADN del espermatozoide que lo ha fecundado. Esto va a depender del
tipo de lesión del ADN, del porcentaje de ADN del espermatozoide afectado y de
la calidad del ovocito, un factor generalmente ligado a la edad de la paciente.
Existen varios métodos para medir los niveles de fragmentación, los más
frecuentemente utilizados son: Tunel y Caspasa.